Catalina Inclán Espinosa *
Desde 1994, por iniciativa de la Organización Internacional del Trabajo, la UNICEF y la UNESCO, el 5 de octubre se conmemora el Día de las y los Docentes, una fecha para visibilizar el lugar que ocupamos como referentes de formación, orientadores de futuros escenarios y vínculo entre generaciones. Y es que la docencia es, al mismo tiempo, oficio, profesión, trabajo y función, y al respecto quisiera compartir algunas reflexiones en el marco de algunos informes y datos que nos permiten caracterizarla mejor, hoy, en la coyuntura política en México.
La docencia es un oficio, uno de los más antiguos en las sociedades modernas. Quienes lo ejercemos fundimos nuestro ser a nuestras acciones, somos docentes en las aulas y fuera de ellas, y aun en nuestro retiro continuamos mediando con el mundo y haciendo conversación1. Un oficio no es algo que se desprende, sino que se habita, y aunque esto puede ser señalado como una romantización, todavía es el motivo para que nuevas generaciones elijan este caminoy la acepción más usada enel discurso político.
La docencia es una profesión, está asociada a conocimientos pedagógicos, didácticos y disciplinares que permiten formas de enseñanza adaptadas a circunstancias y personas. Definimos estrategias o modalidades para concretar el acto de aprender y asumimos responsabilidades vinculadas a diversas problemáticas presentes en cada país y a las potencialidades futuras de cambio.
La docencia es un trabajo, lo realizamos más de 90 millones de personas en el mundo. A pesar de presentar dificultades como salarios bajos y riesgos sociales, todavía es una opción a la que aspiran jóvenes de diferentes lugares2. La mayoría lo ejercemos dentro de sistemas públicos regulados por instituciones definidas especialmente para su ejercicio, desde la formación inicial hasta posgrado.
La docencia es una función, en todos los sistemas educativos existen perfiles profesionales por niveles, modalidades y campos, así como criterios de ingreso y tránsito de la función, escalafones, incentivos, mecanismos de sanción, habilitación o separación del cargo. Estamos vinculados a ellos, los transitamos y también los discutimos.
Además, el ejercicio docente está vinculado al desarrollo. La situación educativa de cada país se considera un componente importante para explicar su situación social y económica. Por ello, los organismos orientadores de políticas insisten a los gobiernos en hacer de la docencia una profesión atractiva, que después debe apuntalarse con la selectividad en el ingreso, hacerla efectiva, conducir intervenciones en el aula y establecer estructuras que sustenten estándares de la práctica.3
Entre las múltiples orientaciones, referencias, valoraciones e investigaciones, el reciente Informe mundial sobre el personal docente (2025),4 a cargo del International Task Force on Teachers for Education 2030, alerta sobre la necesidad de sumar 44 millones de docentes de primaria y secundaria a nivel global5 para alcanzar, al final de esta década, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Sobre un tema crucial al respecto, las causas de abandono de la profesión, el informe señala que se debe a deficiencias en las condiciones laborales, la remuneración y las oportunidades de crecimiento profesional, así como a motivos personales de salud o familiares, mismos que pueden agruparse en emocionales e incluso de riesgo social. El documento también advierte sobre otras problemáticas detectadas para llegar a este objetivo: no tener los docentes necesarios para reemplazar a quienes renuncian, la ausencia de formación pertinente para enseñar en cada nivel y asignatura, las aulas masificadas y la falta de efectividad de los aprendizajes.
En nuestro país existen estudios para comprender la situación de la docencia en diferentes niveles, contextos, modalidades y figuras, aunque no los suficientes. Un antecedente, parte de la colección Estados del Conocimiento 2002-2011 del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), es Estudiantes, maestros y académicos en la investigación educativa6 que ubica situaciones complejas para el ejercicio de la profesión, como las derivadas de normativas y cambios externos que intervienen en su actividad –como reformas educativas, políticas institucionales, demandas sindicales, nuevos roles y propuestas pedagógicas, evaluaciones de desempeño– así como las exigencias sociales de adaptación a nuevas realidades como la incorporación de tecnologías a su práctica. A esto habría que sumar las condiciones contextuales de violencia: la vivida en territorio, la que vulnera a la institución escolar o la ausencia de medios para salvaguardar la vida de docentes y estudiantes.
Para el ciclo 2024-2025, el Sistema Interactivo de Consulta de Estadística Educativa7 de la Secretaría de Educación Pública (SEP) identifica más de dos millones de docentes en México, repartidos en las tres modalidades escolarizadas –básica, media superior y superior– desempeñadas principalmente en el sector público. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) nos brinda más información sobre este segmento en un boletín con motivo del Día del Maestro: la mayor parte son mujeres, el sueldo no supera los tres salarios mínimos y la jornada es de más de 48 horas semanales.8
Por último, en nuestro país, ser docente también es ser actor político. Para diversas fuentes, el Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación (SNTE) es la organización gremial más grande de América Latina, gracias a los acuerdos que le otorgaron poder y representatividad durante la instalación de los proyectos modernizadores. Sin embargo, otras organizaciones sindicales, como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) hoy agrupan a un número importante de docentes combativos, cuya lucha ha tenido logros importantes, sobre todo en las últimas reformas educativas y en la construcción de proyectos alternativos. En escenarios de cambios, estos actores perfilan diferentes perspectivas sobre la actividad docente y sus fines sociales.9
Con todo, el trabajo docente no está determinado por formatos institucionales, sean de la SEP, los sindicatos, las políticas globales o de organismos con diversos intereses. La docencia es una actividad con capacidad de agencia ética, política y epistémica, evidenciada en sus decisiones pedagógicas, en los actos de enseñanza o en la reivindicación de su experiencia ante las imposiciones de cambio, especialmente en lo curricular. Por citar un ejemplo al respecto, ante los mecanismos de evaluación de ingreso o escalafón, han creado redes de solidaridad que hacen frente a estos exámenes y la premisa meritocrática que los sostiene, y también la compartencia10 de proyectos alternativos vinculados a los territorios, que pueden adaptarse a diversas realidades. Ante la dificultad de formatos colectivos que les permitan reunirse, las y los docentes también han explorado las redes sociales para vincularse, visibilizarse y tener un espacio de encuentro.
A diferencia de otras profesiones, la docencia tiene una visibilidad social muy alta. Se considera tanto un mecanismo de cambio como la razón de resistencia al mismo. Y aunque podríamos imaginar su declive o sustitución por formatos tecnológicos o de inteligencia artificial, hoy todavía ese es un escenario distópico. Mientras esto no ocurra, podemos seguir considerando a la docencia oficio, profesión, trabajo y función.
Referencias
* Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9745-7319. Contacto: cinclan[at]unam.mx
1 Larrosa Bondia, Jorge, Karen Chistine Rechia y Caroline Jaques Cubas (eds.) (2020), Elogio del profesor, Buenos Aires, Miño y Dávila Editores.
2 Mann, Anthony, Vanessa Denis, Andreas Schleicher, Hamoon Ekhtiari, Terralynn Forsyth, Elvin Liu y Nick Chambers (2020), Dream Jobs? Teenagers’ Career Aspirations and the Future of Work. París, OECD. https://jacobsfoundation.org/wp-content/uploads/2020/02/OECD_Dream-Jobs-Teenagers-Career-Aspirations-and-the-Future-of-Work.pdf, consultado el 22 de septiembre, 2025.
3 Uno de los documentos más influyentes al respecto es el reporte Teachers Matter: Attracting, Developing and Retaining Effective Teachers (2005) de la OECD. Inició en 2002 para identificar políticas públicas destinadas al magisterio y tras dos décadas su premisa sigue vigente.
4 UNESCO, Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030 y Fundación SM (2025), Informe mundial sobre el personal docente. Afrontar la escasez de docentes y transformar la profesión, https://www.unesco.org/es/articles/informe-mundial-sobre-el-personal-docente-afrontar-la-escasez-de-docentes-y-transformar-la-profesion.
5 En el Sistema Educativo Nacional corresponde a Educación Media Superior.
6 Saucedo Ramos, Claudia Lucy, Carlota Guzmán Gómez, Etelvina Sandoval Flores y Jesús Francisco Galaz Fontes (coords.) (2013), Estudiantes, maestros y académicos en la investigación educativa. Tendencias, aportes y debates, 2002-2011. COMIE. México. El correspondiente a 2012-2021 no se ha publicado.
7 Portal del Sistema Interactivo de Consulta de Estadística Educativa, https://www.planeacion.sep.gob.mx/principalescifras, consultado el 20 de septiembre, 2025.
8 INEGI (2025), “Estadísticas a propósito del Día del Maestro”, https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2021/EAP_MAESTRO21.pdf.
9 Aunque la reflexión sobre el papel de los sindicatos está referida a la educación básica, adquiere otros matices en otros niveles educativos.
10 Concepto sobre la filosofía del compartir vinculado a las dinámicas de encuentro y solidaridad en los proyectos comunitarios y autónomos en México. Se considera uno de los rasgos de la comunalidad practicada por algunos pueblos originarios.
